La lectura de la mente ha sido un tema popular en la ciencia ficción durante décadas. Sin embargo, con los recientes avances en inteligencia artificial y tecnología de imágenes cerebrales, se está convirtiendo cada vez más en una realidad. Un estudio reciente muestra cómo la tecnología subyacente de ChatGPT puede decodificar escaneos cerebrales, y los avances recientes en IA indican que esto podría tener implicaciones para blockchain y Web3.
Investigadores de la Universidad de Texas en Austin han desarrollado un sistema de inteligencia artificial (IA) capaz de interpretar y reconstruir pensamientos humanos. Los científicos recientemente publicaron un artículo en Nature Neuroscience explorando el uso de la IA para traducir no invasivamente los pensamientos humanos en palabras en tiempo real.
Según los investigadores, los métodos actuales para decodificar los pensamientos en palabras son invasivos, lo que significa que requieren implantación quirúrgica, o limitados en el sentido de que “sólo pueden identificar estímulos de entre un pequeño conjunto de palabras o frases”.
El equipo de Austin evitó estas limitaciones entrenando una red neuronal para decodificar señales de resonancia magnética funcional (fMRI) de múltiples áreas del cerebro humano simultáneamente. El equipo cree que esta tecnología podría tener implicaciones para blockchain y Web3, aunque se requiere más investigación.
En la realización de este experimento, los investigadores tuvieron varios sujetos de prueba escuchando horas de podcasts mientras una máquina fMRI registraba no invasivamente su actividad cerebral. Los datos resultantes se utilizaron para entrenar al sistema en los patrones de pensamiento específicos de un usuario.
Después del entrenamiento, los sujetos de prueba tuvieron su actividad cerebral monitoreada nuevamente mientras escuchaban podcasts, veían cortometrajes y se imaginaban contando una historia en silencio. Durante esta parte del experimento, el sistema de IA recibió los datos fMRI de los sujetos y decodificó las señales en lenguaje claro y en tiempo real.
Según un comunicado de prensa de la Universidad de Texas en Austin, la IA fue capaz de acertar aproximadamente el 50% del tiempo. Sin embargo, los resultados no son exactos; los investigadores diseñaron la IA para transmitir las ideas generales que se están pensando, no las palabras exactas que se están pensando.
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Afortunadamente para cualquier persona preocupada por tener sus pensamientos infiltrados por la IA en contra de su voluntad, los científicos son muy claros en que esto no es actualmente una posibilidad. El sistema solo funciona si está entrenado en las ondas cerebrales de un usuario específico. Esto lo hace inútil para escanear a personas que no han pasado horas proporcionando datos fMRI. Y aunque se generara tal información sin el permiso de un usuario, el equipo concluye que tanto la decodificación de los datos como la capacidad de la máquina para monitorear los pensamientos en tiempo real requieren la participación activa de la persona que está siendo escaneada.
Sin embargo, los investigadores señalaron que esto podría no ser siempre el caso: “[Nuestro análisis de privacidad sugiere que actualmente se requiere la cooperación del sujeto tanto para entrenar como para usar el decodificador. Sin embargo, futuros desarrollos podrían permitir que los decodificadores eviten estos requisitos. Además, incluso si las predicciones del decodificador son inexactas sin la cooperación del sujeto, podrían ser intencionalmente malinterpretadas con fines maliciosos]”.
Las implicaciones de esta tecnología son vastas, y aún no está claro cómo se usará en el futuro. Si bien tiene el potencial de revolucionar la forma en que nos comunicamos e interactuamos con la tecnología, también plantea serias preocupaciones éticas. A medida que esta tecnología evoluciona, será importante considerar cuidadosamente sus implicaciones éticas y asegurarse de que se use de manera responsable y transparente.
El sistema de IA de la Universidad de Texas es un logro notable que podría tener implicaciones significativas para el futuro de la comunicación y la inteligencia artificial. Sin embargo, también sirve como recordatorio de que debemos considerar cuidadosamente las implicaciones éticas de las nuevas tecnologías y asegurarnos de que se utilicen de manera responsable y transparente.
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